Muchas veces hemos hablado de cómo lograr que nuestras galletas nos salgan divinas.

Procuramos en todo momento que sean cookies casi celestiales: nos ocupamos de los ingredientes, de enfriar la masa y estirarla de ésta o aquella manera pero, sin embargo, no ponemos tanto esmero en uno de los pasos fundamentales: el horneado.

Seguramente has visto que muchas galleteras obtienen unas cookies rectas, sin burbujas, lisas, ideales de la muerte y te has preguntado ¿cómo lo hacen?

Bueno, el secreto infalible tiene un nombre: Silpain ¿Quieres saber de qué hablo? 

Hace poco, me hicieron llegar a casa el super regalazo: un tapete de horneado Silpain, de la casa francesa Demarle.

Había oído hablar de él, de sus fantásticas cualidades, pero siempre por dejadez o que-se-yó, no me decidía a comprármelo y continuaba horneando de la manera tradicional: aplicando mis trucos para conseguir unas galletas perfectas, pero aun con papel de horno.

Tengo que decir que, aun así, mis galletas salían bastante perfectas, pero una vez probé esta maravilla de la ingeniería pastelera solo pude decir embobada: a-lu-ci-nan-te. 

Y te preguntarás ¿qué lo hace tan increíble?

Fácil respuesta: sus pequeños agujeritos, distribuidos por toda su superficie que hacen que durante el horneado el calor se reparta uniformemente y el agua que nuestra masa contiene (entre un 60-80%) se filtre, dejando nuestras galletas con un acabado crujiente y perfecto.

Según nos cuentan en Chow, la historia de los tapetes microperforados Silpain, comienza en 1965 cuando un panadero francés M. Guy Demarle, cansado ya de tener que engrasar sus sartenes y bandejas decidió crear una lamina anti-adherente para uso profesional.

El éxito fue inmediato pues los panaderos y pasteleros de media Francia dejaron de usar el típico papel de horno, reduciendo al mismo tiempo los residuos.


¡Ahora entiendo cuando dicen que estas alfombrillas son amor al primer horneado!

El mío es Silpain (específico para pan, pero apto también para galletas y pizzas) pero debes saber que existe también la variante Silpat. usado para cualquier tipo de preparación que requiera horneado, desde gelatinas o caramelos hasta macaron.

Si sigues estos 3 pasos, usar un Silpain no puede ser más sencillo: 

Antes de emplearlo por primera vez enjuágalo con un poco de agua y sécalo con un paño.
Sitúalo en la bandeja de horno con la parte brillante hacia arriba, pon sobre él tus galletas y hornéalas como sueles hacerlo habitualmente.
Enjuágalo con agua calentita y sacude el exceso de agua (si lo deseas puedes usar un detergente neutro). Después sécalo y enróllalo para guardarlo hasta el próximo uso.

Su precio es de unos 19,95 euros y está disponible en varios tamaños y formas.

La verdad es que desde que lo tengo ha representado todo un ahorro de tiempo y dinero: no más sprays anti-adherentes, papel de horno o molestas acumulaciones de grasa. Y lo mejor de todo: ¡los super-mega-galletones no quedan crudos en el medio! (con lo cual nos olvidamos del segundo horneado).

¿No son una genialidad? Hornear unas galletas así es una experiencia religiosa. Estos tapetes de silicona son la séptima maravilla del mundo galletil, sin duda.

Si no conocías los Silpain y aun no tienes uno, ya estas tardando en hacerte con el tuyo porque no te defraudará, te lo aseguro. Y si eres de las que ya no pueden vivir sin él, ¿que tal si compartes tu experiencia con todas nosotras más abajo?